MÓNICA LUCIA
MOLINA SALDARRIAGA
Hablar de una paleontología de los símbolos a la luz del
texto de Leroi – Gourhan, es recurrir a la huella sígnica impresa en el sujeto,
huellas que se imprimen a través de su relación con el mundo y la interacción
con los demás. Hecho por lo tanto que impregna
de significación a cada uno de
los objetos o comportamientos que hacen parte de su tradición dentro de un
grupo social.
La incorporación de las huellas que son expuestas al sujeto, ingresan en
primera instancia a través de sus sentidos, el olfato, la vista, el tacto y el
oído actuando como medios en los cuales
se sumerge la información que se depositará en la a la memoria. Así la memoria funciona como
un instrumento de exteriorización de los formas simbólicas que constituyen la
identidad, ésta permite construir nexos de características estéticas que permiten
detonar las caracterizaciones simbólicas de un grupo social. Por ello Leroi –
Gourhan, “La memoria del hombre está exteriorizada y su continente es la
colectividad étnica” (Leroi – Gourhan, 1977,256)
Cabe entonces comenzar la reflexión en torno a la importancia del reconocimiento de las marcas
sígnicas en una comunidad particular, huellas que se impregnan en la memoria
del sujeto como habitante de un entorno y participe de unos rituales que
constituyen parte de una cotidianidad.
Sin embargo para considerar la valides de dichos rituales
en tanto que se denotan como
comportamientos estéticos de una comunidad o un sujeto, es necesario retomar la
concepción de la estética en Leroi – Gourhan, en tanto que una estética
expandida permite una reflexión más amplia en torno a las consideraciones de
las construcciones sociales de las representaciones simbólicas, entendidas
estas no solo como grafías, sino también como comportamientos que conservan una
función útil.
Es necesario pensar
en la exteriorización de este tipo de comportamientos, hechos, objetos o
construcciones, para imbricarlos y
hacerles parte integral de un conjunto de representaciones, las cuales
funcionan como elementos de carácter útil y de carácter simbólico generando
unos estados sígnicos que afectan a los
miembros de un grupo, que a su vez contienen en su lenguajes un sistema
simbólico común que les permite hacer lecturas coherentes de lo que están
observando.
Por ello pensar en unos comportamientos estéticos en el
contexto contemporáneo, los cuales no solo responden a un uso particular de la
afección en torno al gusto subjetivo, es limitar y desconocer que el concepto
de estética responde a un conjunto de comportamientos de un grupo, en ocasiones
particulares y en otras ocasiones a hechos que son generales a varios grupos
sociales. Al igual responden a una relación entre individuos, generando unos
sistemas de participación de las
costumbres comunes que detonan las formas que estructuran sus lenguajes
simbólicos, y al tiempo como estos son
impresos de manera particular en cada uno de sus memorias fisonómicas, les
permite una singular forma de afectar y afectarse por la información que reciben.
Es necesario entonces en este punto desarrollar un poco el
concepto del lenguaje y técnica planteado en el texto, para poder contextualizar
de una mejor manera los elementos que
son grabados en la memoria, esto con el fin de servir de referencia para el
desarrollo, construcción y elaboración de formas denominadas estéticas en torno
a los comportamientos cotidianos que se construyen en una “etnia” y que le son
comunes a los sujetos que la constituyen.
“Las manifestaciones estéticas poseen unos niveles de
afloramiento variables y algunas revisten la misma significación en todas las
sociedades humanas, mientras que la gran mayoría no es completamente
significativa sino en el seno de una cultura determinada” (Leroi – Gourhan,
1977, p267)
La técnica entonces podemos entenderla como la explica Leroi
– Gourhan, como el conjunto de mecanismos que diseña el hombre con el fin
de poder exteriorizar e inmortalizar sus ideas a través del tiempo,
desarrollando así nuevos caracteres funcionales. Sin embargo en la medida que
el sujeto se aleja del material técnico como simple elemento útil y le
introduce un capital simbólico lo denota por lo tanto el lenguaje. Concepto bajo el cual se
desarrollarán los múltiples contextos en los que se desarrollan las
comunidades, por lo tanto cuando el lenguaje es común, y el cambio de
información es constante la adquisición de nuevas formas sígnicas se hace más
viable, coherente y confiable.
Por ello en la construcción del lenguaje se reivindican los
símbolos, dados en primera instancia como grafías de representación, y en su
evolución, como desarrollos tecnificados de esos múltiples códigos que indican
lenguaje. Así entre ese intercambio sígnico es necesario que el sujeto, al estar inmerso en el grupo
social, tenga a su disposición más información memorizada, pues de esta manera
va ser más fácil la comprensión, creación e interiorización de las nuevas construcciones
estéticas del grupo en el cual se desarrolla.
Así alrededor de las formas simbólicas del lenguaje y los
procesos técnicos desarrollados por el sujeto Leroi – Gourhan, define al
sujeto como aquel que adopta las formas de codificación de los procesos
estéticos, códigos están netamente vinculados a los medios de interiorización
del mismo lenguaje, que a su vez permite el florecimiento de una concepción
estética.
Se hace necesario entonces en estas condiciones redefinir
el concepto de estética en torno a la disciplina filosófica, la cual limitaba
en gran medida el estudio de esta al carácter de lo bello y al contexto del
arte, sin embargo Gourhan, abre la puerta a una reflexión más amplia de esta y
la introduce a la relación de los comportamientos humanos en torno a unos
elementos de significación y que responden a unas formas de afloramiento
variables y revestidas de significación, comunes a un grupo social.
La estética por lo tanto circula en torno a los procesos de
evolución humana, esto nos permite pensar en la relación que la estética tiene
directamente con el desarrollo del lenguaje dentro de un grupo social, el cual va
mas allá de los procesos técnicos de la escritura, la oralidad o lo visual,
elementos que abren los procesos de funcionalidad, tanto útil como
significativa del entorno social y que responde a códigos simbólicos que están
incorporados a priori en el sujeto.
Así solo somos consientes de las diferencias de comportamientos, hechos, construcciones y
objetos estéticos particulares de una sociedad, en tanto conocemos los
referentes de otros, esto nos indica que esas otras formas del lenguaje, de las
codificaciones simbólicas son exteriorizadas, y superan los límites de la
funcionalidad útil del símbolo.
De esta manera es importante entender la importancia de
aquellas huellas que se impregnan en una
sociedad con el fin de pensar la manera adecuada de cómo son sus relaciones y
sus formas de consolidación, a través de la evolución de sus formas simbólicas,
ofrecen una mutación continua del lenguaje y de la técnica, lo cual responde a
la elaboración de una serie de significaciones que al ser exteriorizadas cobran
valides en torno a la etnia o grupo social al cual pertenecen.
“En otras palabras, puesto que el nivel
humano, la función técnica se exterioriza en el útil amovible y que el objeto
percibido se torna también exterior a través de un símbolo verbal, el
movimiento en todas sus formas visuales, auditivas y motoras, se liberaría
también y entraría en el mismo ciclo de evolución” (Leroi – Gourhan, 1977, p
270)
Podemos concluir entonces que es completamente necesario para hablar de
comportamientos estéticos dentro de un grupo social, el conocimiento de la
evolución de la técnica como del lenguaje simbólico. Técnica, lenguaje , signo,
memoria y estética son conceptos indisolubles dentro de la configuración
significante de una sociedad.
BIBLIOGRAFIA
- Leroi
– Gourhan, A. 1977 – El gesto y la palabra, Caracas Venezuela.